Bolívar jamás tuvo un caballo: tiene un pueblo.
Uno tenía y era color de trigo y se lo regaló a José Martí.
Cuando murió Martí se lo regaló a un argentino
y el argentino a un chileno
y el chileno a un jinete que venía de Nicaragua,
y el jinete de Nicaragua no lo desensilló:
Bolívar cabalga todavía.
Bolívar cabalga todavía.
Orlando Araujo
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