23/09/10.- El bongó descansa sobre la caja, al lado de la campana. No es su momento. En la charanga no se utiliza este tipo de instrumento y en el tango sólo destaca el bandoneón. En un golpe tuyero o en un joropo esos tamborcitos no existen, sólo culo‘e puya, la mina o el tambor. ¿Qué dirían Wagner, Donizetti o Rachmaninov si percibieran en sus piezas una “marcha” trancada de cueros; por ejemplo en Don Pasquale. Pareciera existir una gran limitación para el sueño de “Pan con Queso”, pero no es así…
“Y no lo es porque de ese instrumento es mucho lo que se puede sacar. Todo eso que escribiste lo pensé en más de una oportunidad y por ello decidí experimentar. En primera instancia, soy baterista; con el bongo vengo experimentando hace muchos años, pero desde hace tres decidí dedicarme por completo a él”.
Lerryns Hernández Medina es un apasionado de la música, caraqueño de 42 años, quien dejó
“Estudié batería dos o tres años con el excelente percusionista Luis Tomás García, de allí en adelante lo hice por mi cuenta. En el bongó soy autodidacta.
EL SOLITARIO BONGÓ
Cuenta Lerryns que alguien, alguna vez, le enseñó la técnica principal del bongó, el martillo… “y hasta allí llegó mi instrucción, lo demás corrió por mi cuenta. Como baterista que soy, le agregué muchas técnicas a mi bongó, con ello te quiero decir que no pretendo ser un bongosero latino o salsero, lo mío es otra cosa, nada que ver con la salsa, mi acercamiento es más libre, es más como percusionista”.
—Pero la influencia latina persiste…
—Pero claro. Yo no me puedo deslastrar de los conocimientos adquiridos. Un bongosero necesariamente se ve influenciado por toda la música latina hecha hasta hoy y la que haya escuchado. Lo más aventurado, de pronto, Eddie Palmieri, Irakere, Van Van, lo más volado, pero fíjate que allí los volados son los pianistas, los arreglistas, ellos son los que aportan (…) por supuesto, algunos percusionistas logran descollar, como es el caso de Ray Barreto, el “Manos Duras”, pero lo cierto es que hasta que no llegó Giovanni Hidalgo, nada pasaba en realidad.
—Pero en la percusión han sonado otros nombres, como Peraza, Mongo Santamaría, Montalvo…
—Acabas de nombrar extraordinarios tumbadores, pero a la hora del bongó se te va a agotar la lista. En la salsa descollan los timbaleros, como Irizarry o Nicky Marrero, Ender Dueño y aquí mismo, Alfredo Padilla y el “Pavo” Frank, pero fuera de los Mangual, Roberto Rohena, Johnny Rodríguez o Jimmy Delgado, son pocos los que sobresalen. Esto ocurre porque el bongó no es considerado un instrumento solista, no es líder y, hay que reconocerlo, tiene limitaciones a la hora de cambiar géneros, porque todos están circunscritos al área salsera. Tú ves a Giovanni tocando bongó y en sus dedos va una maestría fantástica, más que usar la palma y todo este rollo. Delgado le da con toda la mano, pero el asunto siempre va a sonar el “tucu tiqui, taca taca”, porque tiene que ser así; el mismo ritmo que suena y suena para ir al mazacote y pasar a la campana. Es difícil sacar al bongó de lo latino, en tanto que los demás instrumentos emigraron sin problema hacia otros géneros.
LO QUE SE PUEDE HACER
De lo dicho por Hernández, uno debe concluir en que el bongó está destinado, casi exclusivamente, para destacar en el son montuno su ritmo primigenio, donde la floritura surge espontánea. Es allí donde el coro brinda el apoyo… “Oye a Fulanito y su bongó” y retumban los golpes, las piruetas. Las luces enfocan al bongosero y el aplauso no se mezquina. Lerryns insiste en su tesis. Mucho se puede hacer con el instrumento.
“Lo primero que se debe hacer es sacarlo del son montuno, de la salsa y llevarlo a otros espacios. Mi martillo, por ejemplo, no es el ABC conocido. Hago que ese martillo dependa de lo que yo quiero interpretar. Yo no lo voy a tocar en el tiempo de los demás sino en el que a mí me guste, sin perder la musicalidad. The Bongo Project Trío tiene sentido cuando experimento con el tango y con el joropo; la idea es introducir el bongó en géneros donde no existe”.
Hernández es considerado pionero en el afán de “sacar” el bongó de su entorno natural. La compañía Meinl, luego de observar sus videos colgados en la red, decidió patrocinarlo. También su destreza en el bongó le valió ser invitado para actuar con su The Bongo Project Trío, al lado de Cesária Évora.
—¿Y la salsa?
—Que la toquen los salseros. Ellos lo harán mejor que yo.
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Historia del instrumento
A decir de Fernando Ortiz, se trata de “la más valiosa síntesis en la evolución de los tambores gemelos lograda por la música afrocubana”. Se remonta su origen a la zona oriental de Cuba que, conjuntamente con el desarrollo del son, alcanza su forma definitiva y mayor esplendor al llegar a
Ángel Méndez/ Ciudad CCS
www.ciudadccs.info.ve
Publicado el 23/09/2010
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